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Parece que últimamente los valores están de moda, ¿no? Se han convertido en el tema estrella en muchas conversaciones, desde las charlas de café hasta las reuniones de empresa… Valores de empresa, valores de equipo, e incluso nuestros propios valores personales. Es como si de repente todos nos hubiéramos convertido en pensadores modernos, reflexionando sobre los principios que guían nuestras acciones y decisiones.

Aunque no siempre las compañías muestran cómo aplican esos valores en el día a día.

Y ese es el verdadero valor: poder materializar esos conceptos intangibles en acciones concretas.

Nosotros, en bis, trabajamos a menudo en la definición de nuestros valores. Y en su redefinición. Pero, sobre todo, en su aplicación.

Uno de nuestros valores principales es la orientación a las personas. El respeto y la generosidad con todas y cada una de las personas que conforman nuestro equipo. Es ahí donde radica nuestra fuerza.

El propósito individual de cada una de estas personas alimenta el objetivo común de hacer de bis una de las más avanzadas ingenierías integrales en edificación. Juntos construimos una inteligencia colectiva, que enriquece nuestros proyectos y beneficia a nuestros clientes. Nuestro equipo lo es todo.

Por ello, cuando alguien del equipo alcanza un hito importante, nos gusta darle voz.

Es el caso de Ana Sotos, quien recientemente ha completado con éxito su sexto maratón. Ha sido la décima mujer en cruzar la meta del maratón de Logroño, consiguiendo su mejor marca personal.

Una historia de esfuerzo, de superación, de desafiarse a sí misma y de conseguir aquello que se proponga. Y el aprendizaje de poder aplicar todo esto no solo a su vida personal, sino también a la profesional.

¡Enhorabuena, Ana!

Ella misma nos cuenta su experiencia y lo que ha significado esta carrera de fondo.

42,195 km o el viaje hacia una misma

¿Qué es un maratón?

Una carrera de larga distancia que consiste en recorrer 42,195 km. Pero si le preguntas a cualquier corredor que haya participado en esta disciplina, seguramente te hablaría no solo de la distancia, sino también de un sinfín de impresiones sobre lo que significa correr un maratón.

Y esta es, con toda humildad, mi experiencia.

El maratón, sin duda, es una prueba física, pero también mental. Tiene una dimensión psicológica importante, ya que te desafía a enfrentarte contigo misma, con tus inseguridades y miedos. Es una prueba de adaptación, que te enseña que no todo se puede controlar. Te invita a bucear en ti misma, encontrar recursos y adaptarte a cada paso. Aprendes a celebrar cada pequeño logro y a gestionar la frustración de cada tropiezo. El maratón te muestra que, a pesar de las imperfecciones del camino, puedes seguir avanzando. Te enseña a relativizar, a entender que solo necesitas poner un pie delante del otro.

Es una herramienta poderosa para encontrar el flujo, ese estado óptimo de equilibrio que se alcanza cuando eres capaz de gestionar la incertidumbre con serenidad.

El verdadero reto del maratón no está en los 42,195 km, sino en lo que haces con cada uno de ellos. El pistoletazo de salida marca el comienzo de un encuentro emocionante contigo misma, que te enseña a quererte, incluso en los momentos en los que te caes francamente mal.

Trasladar estos aprendizajes a la vida personal y profesional te conecta con la honestidad y te muestra la valentía de abrazar tus imperfecciones. Lo que inicialmente considerabas un reto, se convierte en un motor que te impulsa a soñar en grande y a perseguir tus metas con tenacidad, convencida de que puedes lograr lo que te propongas.

Con Logroño, sumo mi sexto maratón.

Sigo sorprendida y emocionada, tanto como en mi primera experiencia en 2021. El respeto que siento por esta prueba aumenta con cada ocasión. Esta vez, me llevo mi mejor marca personal: 3 horas, 51 minutos y 36 segundos, la primera posición en mi categoría, y fui la décima mujer en cruzar la meta. Pero, más allá de los tiempos y las posiciones, lo que realmente me llena de orgullo es mantener viva la ilusión y la curiosidad por seguir corriendo, tanto por el asfalto como por la vida, siempre con una sonrisa de oreja a oreja.

Gracias bis, por brindarme la oportunidad de compartir algo tan personal. Estoy orgullosa de formar parte de este gran equipo.

Ana.